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CONVERSATORIO
Mujeres, sociedad y stencil

El atardecer comenzaba a caer sobre el tercer Coloquio Stencilero cuando las luces del espacio se ajustaron suavemente para dar paso al último conversatorio de esta edición: “Mujeres, sociedad y stencil”. La sala, cargada de expectativa y de rostros atentos, se transformó en un refugio temporal donde el eco de las calles entró para hablar en voz alta, con nombre de mujer y forma de plantilla.

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Moderado con firmeza y calidez por Vittoria, del colectivo Disidentes, el panel reunió a cuatro voces con recorrido, sensibilidad y lucha: Ana Renata (Dexpierte), La Duende (S.S.CW), Lola (Graffismo) y Leela. El título del conversatorio no era una formalidad: era una invitación a mirar el stencil desde un lugar vital y encarnado, allí donde la técnica se vuelve herramienta, la imagen se hace grito, y el muro, un diario íntimo expuesto al mundo.

Mientras Vittoria introducía el tema con una reflexión sobre el espacio público como campo de disputa simbólica, Ana Renata recordaba cómo el stencil se convirtió en su manera de resistir a la invisibilización cotidiana: “Cada vez que salimos con una plantilla es como si dijéramos ‘aquí estamos’, aunque la ciudad insista en ignorarnos.” Su voz, tranquila pero contundente, encontraba eco en la experiencia colectiva de muchas asistentes.

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La conversación fluyó como una serie de ondas que se cruzaban: recuerdos personales, anécdotas de acción callejera, risas compartidas por errores técnicos durante pegadas nocturnas, y silencios que pesaban cuando se hablaba de violencia o censura. La Duende, con la energía de quien lleva años interviniendo los muros, habló de cómo cortar una plantilla es también cortar el miedo. “El stencil no es solo lo que ves en la pared”, dijo, “es todo lo que no ves detrás: las discusiones, las decisiones, las ganas, el cuerpo expuesto, la noche.”

La conversación fluyó como una serie de ondas que se cruzaban: recuerdos personales, anécdotas de acción callejera, risas compartidas por errores técnicos durante pegadas nocturnas, y silencios que pesaban cuando se hablaba de violencia o censura. La Duende, con la energía de quien lleva años interviniendo los muros, habló de cómo cortar una plantilla es también cortar el miedo. “El stencil no es solo lo que ves en la pared”, dijo, “es todo lo que no ves detrás: las discusiones, las decisiones, las ganas, el cuerpo expuesto, la noche.”

Lola, por su parte, trajo al centro del diálogo la importancia del trabajo colectivo entre mujeres. Relató cómo, desde Graffismo, han encontrado en el stencil una manera de hacer comunidad: de cuidarse, de pensarse juntas, de contar otras historias. “Lo gráfico es político, pero también es emocional”, dijo en un momento, y fue como si todas lo supieran de antemano pero necesitaran escucharlo en voz alta.

Leela, con una voz pausada y reflexiva, compartió cómo descubrió el stencil como una forma de conectar con memorias familiares no dichas, con las mujeres de su historia que nunca pudieron alzar la voz. “A veces siento que las manos con las que corto la plantilla no son solo mías”, confesó, provocando un breve silencio que fue más elocuente que cualquier aplauso.

 

Vittoria supo hilar cada intervención sin apurarlas, dejando que el tiempo se dilatara lo necesario para que las ideas se posaran. “No se trata solo de intervenir muros”, apuntó casi al cierre, “sino de intervenir las narrativas dominantes. Y eso, cuando lo hacemos desde lo gráfico y desde lo colectivo, tiene una fuerza que pocos pueden entender desde afuera.”

El conversatorio no terminó con una conclusión cerrada, sino con un murmullo entre las asistentes, un tejido de reflexiones que seguiría creciendo fuera del recinto, en cada pared, en cada stencil nuevo que nazca de estas palabras.

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Coloquio Stencilero

De Stencilerxs para Stencilerxs.

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